EL MILAGRO ECONÓMICO POLACO


En los últimos años Polonia ha pasado por una transformación increíble y ha crecido más que cualquier otra economía en Europa. Poco a poco se está convirtiendo en un importante centro tecnológico y su PIB no para de crecer. 


A partir de 1990, Polonia logró hacer crecer su economía durante 30 años consecutivos. Pues encontró una estrategia de crecimiento diferente para cada una de los tres décadas:

En 1989, Rusia finalizó su intervención en los países del Este y se disolvió la URSS. Pese a que la nación polaca ya era libre, su PIB era de los más bajos del mundo, su gobierno no tenía dinero, las pocas empresas en manos del gobierno casi no tenían recursos para producir y no tenía acuerdos con otros países para comprarles productos o pedirles dinero prestado. Para empeorar todo esto, la inflación había superado el 560% anual en 1990 y como las empresas tenían muchos problemas por la crisis, no podían aumentar el sueldo a sus empleados. 

A continuación, vamos a explicar cómo ha logrado Polonia convertirse en uno de los países con mayor crecimiento en Europa; por qué le está yendo mejor que a muchos otros países que también pertenecieron a la Unión Soviética y cuáles son los desafíos que amenazan poner fin a lo que ha logrado.

Para entender esto, debemos hablar primero de su punto de partida: durante el siglo XX Polonia sufrió muchas invasiones y guerras, pues en la Segunda Guerra Mundial fue el primer territorio invadido por los nazis. Como consecuencia de la guerra comenzó a formar parte del Bloque del Este y pasó a ser gobernada por Rusia. Esto trajo consecuencias negativas para su economía, pues Polonia no tenía libertad ni posibilidades de crecer. 

En resumen, la economía estaba totalmente destruida y no había muchas esperanzas de que se recuperara.


¿Qué hizo para ponerse en pie y lograr un enorme crecimiento económico?


En la primera década tras su independencia, su principal desafío fue pasar de una economía centralizada a una capitalista. El primer paso para ello fue otorgar las empresas del estado a inversores privados. Esto se hizo muy mal en casi todos los países del bloque del este. En cambio, Polonia hizo su transición de forma más lenta, pero más ordenada. Pero esto a partir de la década del 2000 ya no era suficiente, es decir, para seguir creciendo necesitaba vender los productos que estaba produciendo por lo que la siguiente fase se centró en la globalización. En 2004 se unió a la Unión Europea lo que le facilitó las exportaciones a otros países, además miles de empresas europeas se trasladaron a Polonia porque era más barato producir allí, lo que generó un gran empleo que le permitió seguir creciendo. Su ingreso en la UE también le otorgó mucho dinero para mejorar sus infraestructuras. Pero para poder llegar a ser una posible potencia de Europa no bastaba solo con recibir dinero de la UE y proveer empleados baratos a empresas de países desarrollados.

En estos últimos 10 años ha continuado evolucionando, pues las empresas extranjeras antes venían a contratar trabajadores poco cualificados y mal pagados, pero hoy vienen porque tiene de los mejores expertos en ingeniería de toda Europa. De hecho, en la actualidad hay empresas como Google que en 2001 inauguró en Polonia un centro de servicios en la nube valorado en 1.700 millones de dólares. Gracias a esta serie de buenas decisiones en lo que respecta a la economía, este país hoy se ubica el sexto en el ranking de las 10 economías más grandes de Europa. Por otro lado, su pobreza es de las más bajas de la Unión Europea con menos del 20%. También ha fortalecido su poder militar, pues el miedo a volver a ser invadidos hace que sea el sexto país europeo de la OTAN que más dinero dedica a armas. 

En base a esto, lo que Polonia ha conseguido es impresionante, y lo que planea conseguir es aún más. No obstante, existen riesgos que podrían acabar con todo el milagro polaco. Su primer riesgo se relaciona con la población, pues la mayoría son inmigrantes procedentes de Ucrania y en el caso de que estos volvieran a su país, Polonia perdería gran parte de su población en muy poco tiempo. 

El segundo desafío que debe superar es que la gran mayoría de sus inversiones son hechas por inversores de otros países y no por polacos. Esto genera empleo y crecimiento, pero la mayoría de las ganancias acaban saliendo del país. 

El último y el más amplio desafío está relacionado con la sociedad, pues Polonia es un país muy dividido, lo que genera conflictos sociales y dificultades de convivencia. Hoy en día el gobierno polaco está dirigido por el partido más conserador que busca mantener una Polonia más cerrada. Pero para que Polonia sea una potencia, el país necesita que ambos sectores de la población puedan debatir sus ideas y trabajen juntos para un mejor futuro.




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